Nos conocimos de la manera más extraña y poco convencional, en que dos personas se pueden conocer... Esa vez no se me pasó ni por la mente, que terminaría acostándome con él. Nos hicimos buenos amigos, conversábamos nuestras cosas y salíamos a menudo a almorzar, siempre íbamos al mismo lugar, a Marín con Vicuña, ya sé que al igual que #LasPerversas, cada vez que me llamaban y les decía que estaba en ese lugar, exclamarán:
¡Cochina! (irónica y risueñamente), andai almorzando pollito al velador!
Pero no, íbamos a los chinos, esos que quedan en toda la esquina, en el segundo piso.
¡Cochina! (irónica y risueñamente), andai almorzando pollito al velador!
Pero no, íbamos a los chinos, esos que quedan en toda la esquina, en el segundo piso.
Siempre teníamos la misma rutina, acordábamos almorzar, yo lo pasaba a buscar, nos íbamos a los chinos, pedíamos el mismo menú y conversábamos: de su matrimonio y mis aventuras; de su separación y de mis desventuras; de sus aventuras como hombre separado y mis nuevas aventuras y desventuras... y así hasta que un día me habló del blog:
-Leí el blog que tienes con tus amigas, te identifiqué perfecto en una de las historias
Yo respeté el acuerdo pactado y respondí lo que siempre respondemos:
- No te puedo decir nada sobre quién protagoniza cada historia, eso lo sabemos sólo nosotras y nunca lo revelaremos.
Me respondió que no me estaba preguntando, que no era necesario, que tenía la certeza de que era yo y que había podido imaginarme completamente en la historia, le pregunté a qué historia se refería y sí, era mía, pero yo disimulé, sin embargo me sentí casi desnuda, era como si yo estuviera en la escena en ese mismo momento y él estuviera de espectador... creo que fue ahí cuando vi que apareció un brillo en sus ojos, casi justito al mismo tiempo en que apareció un brillo en los míos, y de todas las veces que fuimos a almorzar a ese lugar, fue la primera vez que recordé que en el sector hay más moteles que personas circulando.
En buen Chileno, ese día, y por primera vez, nos despedimos con los colmillos enteramente asomados!
Una tarde estábamos chateando y me invitó a pasar la noche en su casa, es un hombre guapo y muy dulce conmigo, así que me aproveché de esa dulzura, condicionando mi ida a los muchos regaloneos que exigiría esa noche, por supuesto que aceptó, la verdad es que no ha sido una vez, han sido varias las veces que se ha repetido mi ida a su casa y curiosamente, todas las veces que he ido, han sido parecidas a las otras.
¿Rutina? puede ser, siempre he sido una convencida de que en el sexo hay que innovar, probar cosas nuevas, inventar, imaginar, crear y voy por la vida muy convencida y practicante de mi discurso, sin embargo debo reconocer que cuando la calentura te atrapa de tal forma en que me atrapa cuando estoy con él, no hay tiempo de pensar en innovar nada.
Siempre es igual, llego a su casa, no tenemos apuro, bebemos algo rico, conversamos, reímos y poco a poco nuestras miradas comienzan a insinuarse, besos suaves que se vuelven rápidamente apasionados, un sillón que nos recibe y se hace parte de nuestra respiración agitada, nuestras manos que buscan apuradas y nuestras bocas que besan desesperadas, la mitad de nuestras ropas quedan esparcidas en ese sillón, luego a tientas, sin dejar de besarnos y tocarnos, hacemos el recorrido por el pasillo hasta su dormitorio, yo beso su cuello, él me masturba, él besa mis pechos, yo lo masturbo, él me pide que pare, jadeante, excitado, exquisito, insiste en que pare, se aleja para poder contenerse... nuestras bocas otra vez se apoderan la una de la otra, ya sin ropa sobre su cama, el apuro se transforma en urgencia, yo sobre él mirando su cara de placer cada vez que entra en mi, sintiendo sus gemidos más intensos al ritmo de mis sube y baja, mis pechos buscando su lengua, mis pezones se erectan al contacto de su humedad, nuevamente besos apasionados, sus jadeos se hacen mios y los míos se hacen suyos, prontamente un orgasmo, rico, apurado, disfrutado, esperado.
Me recuesto a su lado, su brazo fuerte y musculoso se estira por debajo de mi cabeza para que me acomode en su pecho, conversamos, reímos, nos contamos cosas, sin apuro, con mucha calma vamos hablando de lo que se nos ocurra, no hay mentiras, sólo libertades, así que se puede hablar de lo que sea, no hay temores a las preguntas ni a las respuestas, la vida vuelve a pasar lentamente, hasta que en medio de la charla, un pequeño gesto o algún roce, nos vuelve a apurar, otra vez nuestras bocas se buscan, la pasión insiste en su imperiosa necesidad de hacerse presente y allá vamos otra vez, yo tocándolo y sus dedos coqueteandole a mi clítoris, yo sobre él o él sobre mi, hasta encontrar nuestro rápido orgasmo... y la escena se nos repite una... dos... tres... hasta cuatro veces por noche!!!. Luego su brazo se estira, mi cabeza se acomoda en su pecho, el último beso, un “buenas noches” y el merecido descanso.
Al despertar sigo cobrando mis condicionados regaloneos, besos, conversación, pasión apurada y... allá vamos de nuevo!!! Luego me prepara el desayuno, pone alguna película que quiere que veamos juntos, me baño, me visto, un beso y adiós...
Hemos hablado de hacer cosas distintas, de probar algo nuevo, tenemos pendiente una fantasía que le confesé en medio de nuestras charlas y que está dispuesto a que cumplamos, de todos modos.
El rompió mi discurso anti rutina, finalmente no hay recetas para disfrutar del sexo, si logras tirar 4 y hasta 5 veces por noche con un hombre y lo pasas igual de rico en cada una de esas veces, por muy parecidas que sean todas ellas, es porque definitivamente no hay recetas... Todo está en una y en la complicidad que generas con la otra persona, reconozco que me encanta andar pensando en cosas nuevas, pero también debo admitir, que después de todo, harto rica que puede resultar la rutina!!!
#LasPerversas
@maladeadentro @ele_enletras @sita_marilyn
Mejor no debí haber leído esta historia... cuentan dinero frente a los pobres! jajaja! Oigan cabras, tengo 23 y jamás en la vida he tenido pololo, entonces leo esto y me da envidia jajaj, comentario ultra machista, pero es verdad q me dan ganas de estar con alguien de repente :( no es mi principal preocupación, pero una compañía a nadie le queda mal ¿consejos?
ResponderEliminarNo desesperes... en el apuro esta el error (y eso.que te lo.dice.un hombre...)
EliminarTampoco me desespero, pero en mis ratos de reflexión, sí pienso mucho en eso, y me cuestiono mil cosas jajaja, hasta pasarme el rollo de mierda de que soy fea, imagínate jejeje. Pero bueno, tienes mucha razón en tu comentario ;) gracias!
EliminarAhora si que el tipo te reconocerá en la historia...
ResponderEliminarAh mier!!!! buenísima historia, así no más con el wantan afrodisíaco...jajaja, saludos Nenas!!!
ResponderEliminarbien por usted...lo que e pasarlo mal
ResponderEliminarbuena historia. Bien escrita. Buena reflexión sobre la mecánica del deseo.
ResponderEliminarTe comprendo tengo una rutina similar con un buen amigo.... es refrescante después de todas las tonteras diarias un poco de rutina , salu2 Nenas ....Buen Blog.
ResponderEliminarTambien lo comprendo ...tengo un amigo 11 años mayor..desde mis 14 años que lo conozco y nos gustamos y nos apasionamos sobre su cama ...antes con jumper ahora con pareja incluso...siempre estan esos encuentros ...cada cierto tiempo volver a esa rutina...no es malo jajajaja
ResponderEliminarBuena vibra :)