El plan
Hace algún tiempo observaba a ese macho negro escultural. Le vi pasar un par de veces en la misma dirección…y digamos que esta astucia femenina rápidamente me puso en cuenta del lugar en que trabajaba semejante varón de abenuz.
Después de un año observando al oscuro ébano, un día las pulsaciones de mis labios atrapados en mis braguetas, me dieron valentía e hice el contacto. Quiso la providencia que este hombre esculpido a cincel y con curvaturas de estatua griega (pero en color opuesto) aguzara el ojo y cediera a mis sutiles flirteos. Al fin concertamos nuestras primeras citas.
Soy una convencida que hay ciertas energías que se conjugan y vaticinan a voluntad antes que vivenciemos los hechos. He aquí una jugarreta astral, por esos días alojaba en mi depto una amiga, que por esa noche estaría fuera. Así como se trazaba la tarde, mientras con una mano tecleaba para nuestro chat, estiraba la coquetería y con la otra contorsionaba los dedos efectuando un par de llamadas a mi amiga asegurando sus tiempos fuera de mi depto., con la certeza que se ausentaría el resto del día, confirme la cita.
Tintinea mi teléfono y su voz con sonsonete caribeño me avisa que viene un tanto atrasado. En buena hora, me dije, para una fémina en juegos de caza nunca el tiempo nos alcanza para afinar detalles. Mis últimos minutos de espera los gastaba improvisando mis acostumbrados ejercicios de Kegel. Diez minutos y entra mi amiga, que había olvidado algo.
El repiquetear de mi teléfono anunció nueva llamada de mi oscuro placer. Presurosa le advertí que algo había y le conminé a dar unos paseos por los jardines del condominio mientras mi inoportuna amiga retomaba su salida. El tiempo se había extinguido, quedaban 15 minutos para que él partiera. Sólo recuerdo que cerré los ojos y dejé que mis instintos de hembra me dejaran llevar. Olfateé cada milímetro de su piel nocturna, pasé mis dedos por sus tonificados brazos, su abdomen, su trasero turgente, sus muslos. Manteniendo mi éxtasis me arrodillé, llegué a sus tobillos y seguía paseando mi lengua y mi olfato hasta llegar a su masculinidad erecta e interminable entre mis pequeñas manos. La hora de la despedida llegó sin aviso e insaciada y con la entrepierna mas alterada que antes nos despedimos con un suave beso en la boca. Antes de partir y cerrar la puerta tras de sí me musitó: “las energías están turbulentas, dejemos que fluya, ya gozaremos nuestra comunión perfecta".
¡Arg! Carajo maldita hora en que pepito paga doble me ganó la pasada... ahora él me pone sus condiciones …
¿Qué hombre no ha soñado con un trío? ¡¡Todos!!! El problema no es el deseo sino cuando lo ponen como condición sine qua non para tirar. Eso no se hace.¡NO! ¡Definitivamente no se hace! Cuando repetidamente se ha señalado que NO se quiere trío, la cosa debe respetarse.
Me ha cambiado las reglas del juego, vez que me aborda, encendemos las letras. Y entre frases candentes manifiesta que no sólo añora, sino que estipula “sexe trois”. Me insta a que no mezquine su virilidad, dos hembras en las mismas sábanas es la condición para vigorizar nuestro primer polvo. Y así, en estos tiras y afloja, los espasmos me obligan a terminar desaguando los estímulos de nuestras charlas, sin inciensos, sin negro y sin tercera. No pienso en ceder, me reconozco demasiado territorial para compartir mi presa con otra hembra.
Esta tarde, otra vez las energías se confabularon. Mientras sexeaba sólo de letras, con esa oscura carne de mi deseos, aparecieron #LasPerversas … iracunda y humillada, no aguanté más y me desahogue describiéndole mi desventura. ¡Epa! Una mujer que está a dos centímetros de pisar el umbral del despecho, elucubra sanciones al que transgredió nuestra buenura… Así entre regaños y carcajeo se nos ocurrió un plan de aquellos para castigarlo:
1. Decirle que sí, que le apasiona la idea del trío y está dispuesta a probarlo.
2. Decirle que para que sus orgasmos sean un máximo placer, tiene que escoger ella a la otra persona.
3. Buscar a un hombre rudo, corpulento y salvajemente sádico, que sienta especial debilidad sexual por los hombres exquisitamente moldeados como en este caso.
4. Ir a @Tusexshop a comprar un vibrador XXL
5. Aprovecha que anda en el centro y compra en el todo a mil un sacacorchos.
6. Se junta con el negro, le dice que primero debe regalarle un orgasmo de aquellos antes que llegue la tercera persona.
7. Después de gozar como mala de la cabeza con el negro, le dice al hombre rudo que entre.
8. Tiene que asegurarse que traiga el sacacorchos en una mano y el vibrador XXL en la otra, más todos los implementos propios del hombre rudo.
9. Tiene que sentarse a observar como “goza el trío” el negro mientras es penetrado por el hombre corpulento, por el vibrador XXL y el sacacorchos.
10. Una vez que todos han tenido su orgasmo tiene que decirle "¿te gustó? estuvo genial".
10. Cuando se despida le dice: “Tenías toda la razón, los tríos son geniales. Te llamo pronto para que armemos otro”
“Hombres tengan cuidado con lo que suceda cuando le ofrezcan un trío a una de #LasPerversas”