Perversa LibRélula: Oscilante entre Sensitiva y Bataclana
Sí, reconozco que tengo una constante desagregación, oscilante entre alma sensitiva y bataclana.
Vivo ensoñándome enamorada, ávida de sentir ese deseo quemante de oler, besar, lamer, sentir, mordisquear a mi hombre, esa necesidad casi patológica de dejar de ser mujer fuerte (sólo las horas que me tenga en sus brazos), sentir a mi hombre acunándome y con voz ronca susurrando con sutileza.
Empero, me comporto como machita, me importa una hueva reírme en la cara del mal parido que me busca sólo para tirarme como si fuera una imperfecta muñeca inflable. Ajá y ahí que el que me agarró en la hora y el día en que el deseo me perturba y no me masturba, accedo a la cita…entro en su cama cuando yo quiero. Sí!! en su cama escribí, no me agradan mucho los moteles, no es mojigatería, pero soy tan fisgona que me desconcentran lo alaridos impropios de esta hembra o del macho que me estimula.
Según el prospecto, le hablo con voz ganosa prometiendo espera constante: “Te esperaba, sólo tú sabes explorar y desaguar mis deseos”; o le voceo exasperante increpando la mierda de su llamado “No me ahogues, cuando me baje la calentura te llamo”.
Me encanta la cruza de piernas, el enredo de lenguas y la salivación en recónditos espacios de mi pleno, me apasiona orgasmear montada a horcajadas sobre mi macho iniciando un suave trote y terminar encabritada acoplada sobre un caballar que me lleva lejos porque mi alma corre peligro que se la lleva el diablo.
Epa! que me guste supremo placer no es sinónimo que me tire cuanto hombre me llamó la atención, creo que lo cotidiano, mis vicisitudes, el saberme mujer fuerte, buena amante, eterna compañera, cómplice y huraña me quitan la ropa de maraca sin sueldo. Eso de la selección natural de especies para la cruza, me ha vuelto cada vez mas compleja, prefiero dormirme en la tina exhausta después de un estimulante manoseo a meterme en una cama y a los cinco minutos que corren después del coito, querer coger la ropa y largarme… mínimo que el macho que me saboree lo fluidos que emana mi entrepierna, me estimule también la masa encefálica. Huevón! el placer de mi clítoris es concomitante con la admiración y el deseo de pasar el resto de noche colgada a su dorso escarbando la tibieza de su cuello.
Así como voy, creo que en mis horas libres me dedicaré a forrar de esos libros con escrituras bíblicas y a deshilachar escapulario (un mes más y me encuentran virgen). En fín, me niego a entregarme a la lengua de un macho que no me merezca. Me conozco a la perfección y prefiero los cinco príncipes de mi mano a uno de esos patanes que desisten a la primera denegación.
No se… quizás adolezco de algún desorden mental, que explica mis teatrales “mujeres” en esa ocupación, tengo por costumbre adoptar distintas entidades que justifiquen mis persistentes cambios de conductas… así, si me preguntas ahora qué escribo: soy aquella que vuela, de alas fuertes y ojos multifacetados, soy una libélula, pero no una cualquiera! una que vuela libre y se tragó la “R”. Soy una perversa libRélula, con arbitraje y control de mi cuerpo y mis decisiones, gozadora... pero que al final me entrego a quien me admire por ser MUJER y no sólo por poseer la facultad de la entrepierna.
Empero, me comporto como machita, me importa una hueva reírme en la cara del mal parido que me busca sólo para tirarme como si fuera una imperfecta muñeca inflable. Ajá y ahí que el que me agarró en la hora y el día en que el deseo me perturba y no me masturba, accedo a la cita…entro en su cama cuando yo quiero. Sí!! en su cama escribí, no me agradan mucho los moteles, no es mojigatería, pero soy tan fisgona que me desconcentran lo alaridos impropios de esta hembra o del macho que me estimula.
Según el prospecto, le hablo con voz ganosa prometiendo espera constante: “Te esperaba, sólo tú sabes explorar y desaguar mis deseos”; o le voceo exasperante increpando la mierda de su llamado “No me ahogues, cuando me baje la calentura te llamo”.
Me encanta la cruza de piernas, el enredo de lenguas y la salivación en recónditos espacios de mi pleno, me apasiona orgasmear montada a horcajadas sobre mi macho iniciando un suave trote y terminar encabritada acoplada sobre un caballar que me lleva lejos porque mi alma corre peligro que se la lleva el diablo.
Epa! que me guste supremo placer no es sinónimo que me tire cuanto hombre me llamó la atención, creo que lo cotidiano, mis vicisitudes, el saberme mujer fuerte, buena amante, eterna compañera, cómplice y huraña me quitan la ropa de maraca sin sueldo. Eso de la selección natural de especies para la cruza, me ha vuelto cada vez mas compleja, prefiero dormirme en la tina exhausta después de un estimulante manoseo a meterme en una cama y a los cinco minutos que corren después del coito, querer coger la ropa y largarme… mínimo que el macho que me saboree lo fluidos que emana mi entrepierna, me estimule también la masa encefálica. Huevón! el placer de mi clítoris es concomitante con la admiración y el deseo de pasar el resto de noche colgada a su dorso escarbando la tibieza de su cuello.
Así como voy, creo que en mis horas libres me dedicaré a forrar de esos libros con escrituras bíblicas y a deshilachar escapulario (un mes más y me encuentran virgen). En fín, me niego a entregarme a la lengua de un macho que no me merezca. Me conozco a la perfección y prefiero los cinco príncipes de mi mano a uno de esos patanes que desisten a la primera denegación.
No se… quizás adolezco de algún desorden mental, que explica mis teatrales “mujeres” en esa ocupación, tengo por costumbre adoptar distintas entidades que justifiquen mis persistentes cambios de conductas… así, si me preguntas ahora qué escribo: soy aquella que vuela, de alas fuertes y ojos multifacetados, soy una libélula, pero no una cualquiera! una que vuela libre y se tragó la “R”. Soy una perversa libRélula, con arbitraje y control de mi cuerpo y mis decisiones, gozadora... pero que al final me entrego a quien me admire por ser MUJER y no sólo por poseer la facultad de la entrepierna.
Wow... quedé wow, comparto plenamente esas reflexiones, al punto de hacerlas mías. Pedazo de txt, lúcido y coherente. Ya siento como cabalgan en mí estas ideas, así frenéticas en el trote libertario de mujeres modernas, pero a la vez con la sensibilidad propia del ser humano que acostumbra a gozar de la pausa en el análisis de la vida.
ResponderEliminarMuy bueno! y qué bien que cambiaron la mano. Esta no es la Mary, aunque tiene la última frase de sus dedos... no lo adivino, estoy seguro.
ResponderEliminarChicas, cautivantes y eroticamente perfectos relatos. Mary, espero TU post... éste no tiene tu olor.
Como hombre que soy, no puedo no sentirme identificado en lo que me toca del texto, y me hago la reflexion de que si no aceptamos al sexo opuesto tal cual es, ya que para lo que uds es fortaleza para nosotros es debilidad, veo un futuro como el que pasa en japon donde los jovenes ya no les interesa el sexo se siente mas protegidos solos sin ese ser compañero que te complementa por que ese es el punto el complemento, y la innegable realidad de que nunca estaremos satisfechos con el pedazo de pastel que nos toco de la torta. espero poder haber transmitido con mi poca verborrea que poseo loo que pienso y haberme hecho entender cual es mi punto, en todo caso es notable tu observacion sobre nosotros
ResponderEliminarDesde el espanto y el escepticismo, nacen ideas curiosas, sera que ayer vi bajo instintos... extrapolemos juicios de valor, da lo mismo con quien, con cuantos o cuantas veces, porque es parte de la intimidad. no obstante rescato el relato de que no es lo mismo pedro, juan y diego. cada uno tendra sus virtudes, aciertos y porque no tambien falencias. gozar es un placer y hay que entregarse en la mas completa libertad.
ResponderEliminarñiñitas que juegan a ser mujeres . solo eso
ResponderEliminar"ñiñitas" <==== ays lo eÑcoÑtre taÑ emocioÑaÑte, me bajo uÑa cuota de terÑura ;)
ResponderEliminarÑiñitas, no niñitas... hay algo más tiernucho que eso? jajaja Pero la verdad, estimado anónimo (me cargan los anónimo, creo que una buena crítica debe ir identificada), es que creo que si usted o no ha tenido uno de esos encuentro o jamás ha conversado con una mujer... o uno o lo otro, qué pena. Sabría, así, que una mujer agradece calentar a un hombre no sólo con la entrepierna, sino también con la cabeza. Un hombre que reconozca a una mujer como su par, lo hace increíblemente atractivo.
ResponderEliminarÑIÑITAS LINDAS, GRACIAS POR EXISTIR, SER Y ESCRIBIR...
ResponderEliminarNOS HACEN BIEN A TODOS SUS REFLEXIONES...
LA SENSUALIDAD, EL DESPARPAJO, LA LIBERTAD, LA BUENA PLUMA, ESTIMULAN...
HORACIO
CLARINET.CL
Muy buen blog.. me gusta como escriben, aunqe confieso qe de eso me hace falta a mi.. pero me inspiran a empoderarme de mi genero y ser mas libre!
ResponderEliminarWoww, no había tenido el placer de leer tan bien logrado texto, humano, lógico,verdadero, caliente, excitante, cautivante, mmmm me envolvió a plenitud...
ResponderEliminarAgradezco haberlas conocido mis chiquis....
Nada más erótico que un hombre que entra por la cabeza, la sonrisa cautivante, el espacio físico que genera intencionalmente, ese que seduce sutilmente, no el jote, ese que no te permite descubrir sino horas después, que te desea infinitamente... ese que deja pasar unos días y te da luces de que le interesas, pero sombras que son las que intrigan. Ese que cuando te toma, lo hace con toda la entrega, y te hace suya, te obliga a ser de él. Ese que despues te conversa y acuna... y aunque no lo veas más, te deja el más lindo recuerdo... similar a que te amó por completo en ese momento, y no se asustó con tu empoderamiento, conocimiento del sexo, y entrega de hembra poderosa, sensual y sin culpas, sin complejos por un rollo o una celulitis que ellos en la calentura no ven, y si lo ven no les importa. Antes que madres, profesionales y otras facetas femeninas, somos seres sexuados, y de ahí nace la pasión por el resto de lo que se vive. Amo al hombre que no le importa si estoy con la mejor ropa interior y me la saca de una, con cara de deseo por mi, aunque me haya costado una fortuna y la marca se note hasta en los elásticos, amo al hombre que me prefiere desnuda y no le importe el tajo de las cesáreas y que goza de mis pechos no siliconados. Amo al hombre que intenta descubrir en mi la mujer que soy cuando estoy con ropa, pero al desnudo.
ResponderEliminarLady