viernes, 21 de octubre de 2011

Más sabe el DIABLO de sexo por viejo que...



Más sabe el diablo de sexo por viejo que...


Los hombres mayores tienen un que se yo... En realidad, aún no se a ciencia cierta que es lo que me gusta de los hombres mayores. No sé si es el hecho de que sean tan resueltos y seguros de sí mismos, o si bien es que en la cama saben lo que les gusta, lo piden sin problemas y aceptan de vuelta que una les pida igual.

No llevábamos mucho tiempo juntos, pero la química y la confianza se dio desde que nos conocimos. A él le tocaba viajar mucho por su trabajo, en un principio pensé que eso me podía jugar en contra, pero fue todo lo contrario. Decidimos comenzar a planear fantasía y cada vez que le tocara un viaje largo, la haríamos realidad a su vuelta.

Me fui al aeropuerto a esperarlo tal cual como me lo pidió, con una falda mas bien corta, una blusa y sin nada debajo, era la primera vez que me paseaba sin ropa interior por el mundo. Al principio algo nerviosa, después de sólo pensarme sin nada bajo la ropa y lista para ir a hacer realidad mis  fantasías sexuales, me entró una calentura que me hacía parecer la dueña del mundo. Me llamó en cuanto aterrizó el avión, me preguntó como estaba y le respondí... “tal cual como te gusta” 
 ufff... yo podía sentir como la lujuria, la bendita lujuria, se iba apoderando de mi.

Salió y me dio un beso apasionadísimo, me tocó disimuladamente los pechos para saber si era cierto que andaba sin sostén y el brillo en sus ojos me lo dijo todo. Nos fuimos rápidamente al auto, me contó que tenía reservada una habitación en un hotel por todo el fin de semana. En el auto comenzó a tocarme, me hacía abrir las piernas mientras él manejaba, una mano al volante y la otra comprobando que no había ropa interior bajo mi falda y encontrándose con mi entrepierna húmeda y mi clítoris a punto de estallar. Yo lo miraba fijamente a los ojos y sonreía, mientras sus dedos jugaban y revoloteaban en mi humedad. Eran tantas las ganas, que paramos el auto a un costado de la carretera, corrió su asiento hacia atrás y ahí mismo me subí sobre él, mi falda arriba, mi blusa abierta y lo hicimos ahí, un rapidito, un delicioso rapidito para calmar en parte las ganas locas que teníamos de tirar.

Después de eso nos fuimos al hotel, él tenía todo preparado, así que fue rápido el ingreso. Yo quería desvestirlo en el ascensor y hacerlo ahí mismo, pero me contuve... entramos a la pieza y ya no me aguanté, comencé a desvestirlo lentamente, a besarlo entero, no me importaba el jacussi, no me importaba la champaña, a esa altura la fantasía ya daba lo mismo...
¡¡¡yo quería a mi hombre y sexear con él como una loca!!!

Tenía ganas de  lamer cada parte de su cuerpo. Estaba caliente como pocas veces y quería hacerme dueña de la situación, pero no me di ni cuenta cuando era él quien lamía el mio... Despacito, con mucha calma, pasaba su lengua por detrás de mis orejas, me daba mordiscos en los hombros, chupaba mis pezones y luego los soplaba, con eso los erectaba mucho más. Pasó su lengua por todo mi cuerpo, quedándose más rato en aquellas partes que hacían que mis quejidos salieran más fuertes. No dejó ni un rincón de mí sin saborear. Me tenía recostada en la cama y nos acomodamos, él lamía mi entrepierna y yo me deleitaba con su grueso y exquisito pene. Comenzó a llevar el ritmo en mi vagina, si él la lamía más despacio, yo lo chupaba a él más suave, si él la chupaba más fuerte, yo lo lamía a él con más ganas... se sentía delicioso, pasamos así un buen rato... estábamos a punto de acabar y disminuíamos el ritmo, para aguantar otro ratito, que manera de disfrutar ese 69... pero llegó un momento en que ya no pudimos seguir aguantando, ambos apuramos el ritmo, su lengua me penetraba y mi boca no paraba de chupar, lo único que queríamos era llegar al orgasmo, orgasmo que llegó, rico y silencioso, acabando él en mi boca y yo en la suya... caímos rendidos, extasiados, agotados de placer, nos costó reponernos, pero... aún teníamos el fin de semana por delante.

5 comentarios:

  1. Hombres mayores, si que si. Son los mejores....

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  2. Lo rico del coito depende de la diferencia etaria en una pareja. Siempre ha significado más ventajas que inconvenientes. Entre la mujer joven y un hombre maduro, éste tarda más en conseguir la erección, tiempo necesario para que ella disfrute sin prisa o sin el problema de la eyaculación precoz y el ansia incontrolable de los jóvenes. Por otro lado, a muchos jóvenes les agrada la experiencia que aportan mujeres mayores que reafirmen su virilidad, mientras que la mujer se ve rejuvenecida con estas relaciones. En ambas situaciones, el miembro más joven aporta energía, y el maduro experiencia. La combinación perfecta.

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  3. Ufff genial me encantó!!! me hizo recordar un retorno de Tongoy a La Serena igualito al del aeropuerto al hotel...Para mi sin ninguna duda los mayores son los mejores, por experiencia, conocimiento y duración...

    Saludos Chicas!

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  4. Mmmm creo que me buscare un mayorcito, creo que ya me canse d jugar con niños xD

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  5. Espero algún día encontrarme con una mayor así, que no se ande con rodeos y que si quiere jugar, que juguemos con todas las cartas. Muy buen relato. A todo esto un saludo para @mala, ojalá algún día pueda ser mi mayor.

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